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“Yo soy el buen pastor; el buen pastor da Su vida por las ovejas. 12 Pero el que es un asalariado y no un pastor, que no es el dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, entonces el lobo las arrebata y las dispersa. 13 El asalariado huye porque solo trabaja por el pago y no le importan las ovejas. 14 Yo soy el buen pastor, y conozco Mis ovejas y ellas me conocen, 15 al igual que el Padre me conoce y Yo conozco al Padre, y doy Mi vida por las ovejas” (Juan 10:11-15).

En el dicho de hoy, Jesús se compara a sí mismo con un pastor, más precisamente con el buen pastor. La prueba más clara de que es un muy buen pastor, es el hecho de que está dispuesto a dar su vida por las ovejas (versículo 11). Sabemos que Jesús literalmente hizo eso al morir en la cruz por el bien de la humanidad.

Un pastor se preocupa por sus ovejas, las protege, les provee de alimento y agua. Un buen pastor conoce a cada una de sus ovejas y ellas reconocen su voz cuando las llama (versículo 4). Esta es una analogía del cuidado de Dios hacia los humanos. La pregunta es si tú confías y sigues a Jesús como tu pastor, o prefieres tus propios caminos y sus consecuencias. Eso probablemente dependa de tu «conocimiento» de Jesús:

¿Tienes una relación personal y profunda con Jesús, de tal manera que este seguro de lo bueno y confiable que es Él?

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