
«Y nosotros hemos llegado a conocer y hemos creído el amor que Dios tiene para nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios permanece en él «(1 Juan 4:16).
Dios es amor. Esta es una realidad, tanto en la Santísima Trinidad como en la relación con la creación. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se aman entre sí, y tienen el mismo amor hacia los seres humanos. Por ejemplo, Jesús dijo: » Como el Padre me ha amado, así también Yo los he amado; permanezcan en Mi amor»(Juan 15:9).
La expresión más clara del amor de Dios hacia la humanidad está expresada en Juan 3:16: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna». Esto es maravilloso.
Los seres humanos hemos desobedecido a Dios y por ello merecemos la muerte eterna. Sin embargo, Dios estuvo dispuesto a dar su propia vida, para darnos vida eterna.
El hecho de ser amados tan grandemente debería animarnos a amar a nuestros semejantes. Jesús mismo no los dijo en Juan 13:34: “Como Yo los he amado, así también se amen los unos a los otros”.
¿Ya conoces y experimentas el amor de Dios?