
«Confía en el Señor con todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propio entendimiento.6 Reconócelo en todos tus caminos,
Y Él enderezará tus sendas.» (Proverbios 3:5-6)
Lectura: Proverbios 3:5-6
Ser sabio significa reconocer que tu comprensión es limitada. Como dice un dicho popular: «cuanto más aprendes, más te das cuenta de lo mucho que no sabes». Esto debe hacernos humildes. Como leemos, «todo el que es arrogante de corazón es abominable al Señor». Además, por lo general, los seres humanos tampoco aprecian la arrogancia.
Esta percepción debería animarnos a confiar en el Señor, «en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia» (Colosenses 2:3). Él es la última fuente de conocimiento y sabiduría. Dios quiere compartir su sabiduría con nosotros: «si a alguno de vosotros le falta sabiduría, que se la pida a Dios, que da generosamente a todos sin reproche, y le será dada» (Santiago 1:5).
El texto de hoy nos exhorta a confiar en Dios «de todo corazón». Eso va más allá del consentimiento intelectual y muestra también confianza en el carácter de Dios. Quien no solamente es infinitamente sabio, sino también infinitamente bueno.
¿En qué sabiduría te apoyas, en la tuya o en el de Dios?