Mientras que la invasión rusa a Ucrania inicia su tercera semana y los ataques rusos se ceban cada vez más con la población civil, más de 2,5 millones de personas se han visto obligadas a huir del país.

La mayoría de ellas, un millón y medio de personas, han cruzado a Polonia desde que comenzó la guerra el 24 de febrero.

Cada día, unas 10 mil personas pasan por la estación de tren de Leópolis, en el extremo oeste de Ucrania, para subirse a trenes hacia el exilio en Europa: la frontera con Polonia se encuentra a solo 70 kilómetros.

En tiempos normales, recorrer la ruta de Leópolis a la localidad de Przemysl —a 96 kilómetros de distancia y al otro lado de la frontera polaca— solía llevar unas 2 horas y 22 minutos, de acuerdo a la publicación de Bussines Insider.

Así es la odisea para salir de Ucrania

Hoy en día, quienes se suben a estos trenes repletos de gente pueden tardar hasta 12 horas en llegar a su ansiado destino.

Estación de trenes de Leópolis, en el oeste de Ucrania.

Estación de trenes de Leópolis, en el oeste de Ucrania. (Isaac J. Martín/)

¿Quién tomaría el mando si muere el presidente Volodimir Zelenski? Conoce al sucesor del mandatario de Ucrania

El pasado jueves 10 de marzo, un tren con destino a Przemysl salió de Leópolis cargado al doble de su capacidad normal, con más de 100 pasajeros en cada vagón.

Ucrania rechaza la idea de una neutralidad basada en modelo austriaco o sueco

Refugiados procedentes de Ucrania esperan en la estación de tren de Cracovia, Polonia.

Refugiados procedentes de Ucrania esperan en la estación de tren de Cracovia, Polonia. (Rodrigo Jimenez Rodrigo Jiménez/)

Una joven madre con una hija de 7 años en su regazo recuerda que acababan de pasar 15 horas en un autobús para llegar a Leópolis desde Járkov, una de las ciudades más golpeadas por Rusia, escenario de luchas callejeras continuas y bombardeos aéreos y de artillería desde el primer día.

En la recién construida autopista de varios carriles hacia la capital polaca, Varsovia, muchos de los coches están manchados de barro y llevan matrículas ucranianas.

En el interior, los ocupantes se apoyan en mantas y almohadas mientras los coches los transportan hacia el oeste, lejos de las bombas y la pesadilla de la guerra, pero lejos también de sus casas y algunos seres queridos. (I)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *